Eau du Soir,
el eterno femenino
el eterno femenino
Algunos aromas impregnan nuestra memoria para siempre. El perfume de las flores blancas, en los jardines de Alcázar al caer la noche, quedó en los recuerdos de Isabelle d’Ornano.
Una reminiscencia de la infancia de la cual Hubert d’Ornano extrajo más adelante un perfume único. Una declaración de amor, un elixir precioso cuyo secreto solo le perteneció por mucho tiempo a Isabelle, antes de difundirlo al mundo entero en 1990. Desde entonces, Eau du Soir es una referencia que no pasa de moda. Y encarna al último gran chipre de la perfumería.
Una reminiscencia de la infancia de la cual Hubert d’Ornano extrajo más adelante un perfume único. Una declaración de amor, un elixir precioso cuyo secreto solo le perteneció por mucho tiempo a Isabelle, antes de difundirlo al mundo entero en 1990. Desde entonces, Eau du Soir es una referencia que no pasa de moda. Y encarna al último gran chipre de la perfumería.
De una mujer podemos olvidar su nombre, sus facciones, su historia, pero si nos acordamos de su perfume es que esa mujer desconocida, amada, desaparecida llevaba Eau du Soir.
Un floral
chipre suntuoso
La gama Eau du Soir
El eterno femenino
El eterno femenino
El frasco emblemático
Para realzar este perfume de gran riqueza olfativa, Isabelle y Hubert d’Ornano recurrieron al escultor polaco Bronislaw Krzysztof, que diseñó el frasco emblemático de Eau du Soir: una estrella con rostro de mujer, misteriosa y radiante, plena y serena…
Un buqué envolvente
Un buqué floral, con destellos verdes, rematado con un elegante acento chipre. Este perfume envolvente pone de relieve a la seringa, una flor blanca que aromatiza los jardines del Alcázar. Bajo un aura rebosante de sol, en la que la mandarina se mezcla con el pomelo, los absolutos de rosa y jazmín se combinan con audacia. Un corazón floral intenso, en el que brilla el ylang-ylang, con un halo de iris. De fondo, el ámbar y el pachuli sellan la unión con una refinada sensualidad.
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