Eau d’Ikar,
o el influjo del maquis
o el influjo del maquis
Eau d’Ikar es el encuentro de la elegancia y el encanto salvaje de la garriga. Esta fragancia entre el cielo y el mar se originó a partir de una “Eau de Lentisque” que Philippe d’Ornano encontró en el guardarropa de su padre. Una fragancia que él había usado tanto que quiso destacarla. Como un homenaje a su Córcega natal.
Eau d’Ikar también es una metáfora.
Un guiño a la mitología griega. El deseo de elevarse del personaje Ícaro, de acercarse a la luz hasta quemarse las alas. Una dualidad entre la frescura del cielo y el calor de los astros, que se refleja en un vuelo explosivo, con un lecho de cuero y madera.
Eau d’Ikar también es una metáfora.
Un guiño a la mitología griega. El deseo de elevarse del personaje Ícaro, de acercarse a la luz hasta quemarse las alas. Una dualidad entre la frescura del cielo y el calor de los astros, que se refleja en un vuelo explosivo, con un lecho de cuero y madera.

La gama Eau d'Ikar
Del sueño a la audacia
Del sueño a la audacia
Capacidad: 100 ml
Una obra de arte en frasco…
La fragancia se presenta envuelta en un frasco con influencias artísticas que agradan a Isabelle d’Ornano. Un frasco cristalino, límpido, esculpido en bajorrelieve con un ala abstracta, pura y transparente y un busto de hombre trabajado en el espesor del vidrio – obra de Bronislaw Krzysztof.
Una escapada verde, amaderada y chipre
Un viaje a Córcega, a los colores del lentisco, cuyo verdor flagrante impregna cada instante. Un camino salpicado de la frescura de los cítricos, de la luminosidad del jazmín. La combinación chipre y amaderada nos sumerge en la calidez ardiente del maquis. La Jara, resina característica del Mediterráneo, tiñe el conjunto con destellos de cuero y ámbar. El iris suaviza los contornos. Una estela elegante, inesperada y con clase.